C a m p e o n a t o s
1922 La primera gran conquista a nivel nacional. Desde
su fundación en 1905, debieron pasar 17 años para alcanzar la máxima consagración. Y tres etapas: la afiliación a los torneos
de la Asociación en 1908, el ascenso a Primera División en 1914 y el primer título, en 1922. Este se logró en brillante estilo
-lo que sería una característica roja a lo largo de los años- y con una delantera que quedó en la historia: la de Zoilo Canaveri,
Alberto Lalín, Luis Ravaschino, Manuel Seoane y Raimundo Orsi. Convirtieron 97 goles en 40 partidos y deleitaron a propios
y ajenos. En el maratónico certamen, Independiente jugó 40 encuentros, ganó 30, empató 5 y perdió 5. Dejó segundo a River
Plate, tercero a San Lorenzo, cuarto a Racing y quinto a Gimnasia y Esgrima de La Plata. Fue el puntapié inicial de la fabulosa
cadena de triunfos que se extiende hasta el presente. Y la que marcó una tradición: defensas férreas, ataques imparables,
genios del nivel de Lalín, Seoane y Orsi, algunos de los que descollarían en selecciones nacionales.

1926 Año glorioso para Independiente. Porque logra los dos títulos
de la temporada: el Campeonato y la Copa Competencia, importantísimo torneo de la época que consigue por tercera vez consecutiva:
1924, 1925 y 1926. Como la Copa deja de disputarse a partir de ese año, el trofeo queda en propiedad de Independiente. El
campeonato, disputado a una sola rueda debido a que participaban 26 equipos, lo ganó Independiente en forma invicta, con 21
triunfos y cuatro empates, 75 goles a favor, apenas 14 en contra y 46 puntos, uno más que San Lorenzo, también de fantástica
campaña. Justamente la única derrota de San Lorenzo se la propinó Independiente con un categórico 4-0. Una máquina de jugar
al fútbol que redondeó el extraordinario promedio de 3 goles marcados por juego, virtualmente con el mismo equipo que había
obtenido el título de 1922 y las tres Copas Competencia. Isusi en el arco; Debuglio y Ucar en la extrema defensa; J.B. Pérez,
Ronzoni y Chiarella en la línea media y adelante los cinco demonios que cimentaron la historia grande de Independiente: Canaveri,
Lalín, Ravaschino, Seoane y Orsi. Las dos únicas variantes fueron las de Debuglio por Ferro y la de Chiarella por Scoffano.
Granítico en defensa, genial en ataque.

1938 Si el de los años '22 y '26 fue un gran equipo con una fantástica
delantera, éste de 1938 alcanzó el rótulo de fabuloso, ya que causó sensación, marcó una época gloriosa de la institución
y quedó en la historia como una de las formaciones más fuertes y espectaculares que se recuerden. A un brillante arquero como
Fernando Bello, se unió una defensa de hierro con Fermín Lecea y Sabino Coletta, una línea media que reunía despliegue en
Franzolini y Celestino Martínez y elegancia en Leguizamón. Y arriba, los cinco Diablos Rojos que inmortalizaron el juego atildado,
vistoso y contundente de Independiente a través del tiempo: José Vilariño, Vicente De La Mata, Arsenio Erico, Antonio Sastre
y José Zorrilla. De los 32 partidos ganaron 25, empataron 3 y perdieron 4. Pero lo notable fueron los goles marcados: 115,
a un promedio de 3,59 por partido. Hasta hoy es la cifra récord registrada por un equipo en el fútbol argentino. Arsenio Erico
fue el goleador del torneo con 43 tantos. El centrodelantero paraguayo, junto al insider rosarino Vicente De La Mata y al
polifuncional Antonio Sastre compusieron un terceto central que quedó grabado con letras de oro en la historia del fútbol.
Independiente venía arrimando, había sido subcampeón en 1932, 34, 35 y 37. Su hora de gloria había llegado.

1939 El extraordinario equipo que había obtenido el título en el campeonato
anterior, repitió la hazaña con igual contundencia. La formación titular sólo registró un cambio: el del puntero derecho
Maril, llegado de Ferro Carril Oeste, en el puesto de José Vilariño. Nuevamente los Rojos de Avellaneda tuvieron la delantera
más goleadora -con 103 tantos- y la defensa menos vencida -con37-. Arsenio Erico volvió a ser, por tercer año consecutivo,
goleador del torneo, esta vez con 40 impactos. El paraguayo era la sensación del fútbol nacional y junto a sus laderos De
La Mata y Sastre marcaron 75 goles. Independiente ganó 27 de los 34 partidos disputados, empató 2 y perdió 5. Al igual
que el año anterior segundo quedó River Plate, esta vez acompañado por Huracán. El bicampeonato sumó miles de nuevos hinchas
rojos en todo el país, deslumbrados por el fútbol exquisito y de gran efectividad del equipo. La catacterística, como viene
desde el fondo de la historia y se mantendría a través del tiempo, fue la misma: defensa impasable y ataque demoledor. A la
construcción de su gran estadio en 1928 y de su imponente sede social en 1936, Independiente sumaba este resonante doblete
(38-39) en la era profesional, que lo convertirían definitivamente en una de las potencias del fútbol argentino.
 
1948 En un torneo con incidencias muy especiales, Independiente obtiene
su quinta estrella. Cuando faltaban 5 fechas para terminar el certamen, se produjo una huelga de futbolistas profesionales
y en consecuencia esos cinco encuentros finales fueron disputados por elementos amateurs de la tercera división. Al producirse
la huelga, Independiente marchaba segundo en las posiciones, a un punto del Racing Club, al que se venció 1-0 de visitante
dos fechas más tarde. Los juveniles cumplieron magníficamente, ya que ganaron tres encuentros y empataron otro, con lo que
aseguraron el campeonato. No hubo un equipo estable, pero el que comenzó el torneo fue el más representativo: Simonetti
(o Cammaratta); Crucci y Arrigó (luego Riera); Rivas (u Oscar Sastre), Castro (o Bissutti) y Battagliero; Cervino, De La Mata,
Romay, Mario Fernández y Mourín. Mario Fernández, brillante delantero adquirido a Newell's Old Boys, fue el goleador con
15 tantos, seguido por Cervino con 14. Independiente registró 17 victorias, 7 empates y 6 derrotas, con 65 goles a favor y
42 en contra. Fue el tercer y último campeonato para una gloria roja de todos los tiempos que estaba cerca del retiro: Vicente
De La Mata.

1960 En los años '50, pese a alinear nuevamente un ataque excepcional
con Micheli, Cecconato, Lacasia (o Bonelli), Grillo y Cruz, Independiente no pudo ser campeón. Por eso resultó tan festejado
el campeonato obtenido en 1960 que, además, sería el punto de partida de una sensacional cadena de triunfos que se mantiene
hasta nuestros días. Independiente contrató a tres futbolistas uruguayos que, como sucediera con muchos otros que llegaron
de ese país, alcanzarían un gran rendimiento en sus filas. Se trataba del extraordinario lateral izquierdo Tomás Rolan, el
temperamental mediocampista Alcídes Silveira y el laborioso e inteligente volante derecho Vladas Douksas. Con ellos, más algunos
excelentes elementos del club como el granítico zaguero Rubén Navarro, David Acevedo y Walter Jiménez, se formó un conjunto
de gran firmeza defensiva, con lo cual se apuntaló el título. Los números fueron idénticos a los del último equipo campeón:
17 victorias, 7 empates y 6 derrotas, con 49 tantos a favor y 33 en contra. El equipo base fue: Toriani; Navarro y Rolan;
Acevedo, Maldonado y Silveira; Jorge Vázquez, Douksas, Walter Jiménez, D'Ascenzo y Ricardo Jiménez. El centrodelantero santiagueño
Walter Jiménez fue otro de los puntos altos del conjunto, y Edgardo D'Ascenzo resultó el goleador con 15 conquistas.

1963 La aparición de unos jóvenes valores de las inferiores como Miguel
Angel Santoro, Osvaldo Mura y Raúl Bernao; la ratificación de otros como Roberto Ferreiro y Rubén Navarro, más la incorporación
de Mario Rodríguez y Raúl Savoy, provenientes de Chacarita Juniors, convirtió a Independiente en un plantel poderoso, lo que
lo llevaría a esta nueva conquista del campeonato.También es de destacar la llegada, cerca del final del torneo, del técnico
Manuel Giudice, con quien se alcanzarían luego otros logros de notable importancia. A tres fechas del final, Independiente
enfrentó a River Plate, el líder, que le llevaba 2 puntos de ventaja. Consiguió el cuadro rojo una sensacional victoria por
2 a 1 con goles de Mario Rodríguez y llegó a la punta. Fue la victoria del campeonato y la que desató una gran euforia entre
los hinchas, que veían nacer un gran equipo. Éste formó a lo largo del torneo con Santoro (o Toriani); Navarro y Decaria;
Ferreiro, Rolan y Maldonado; Bernao (o Conigliaro), Mura, Vázquez, Mario Rodríguez y Savoy. Entre Mario Rodríguez (16)
y Savoy (9) marcaron 25 tantos importantísimos para lograr la coronación. Independiente, fiel a su tradición, volvió a ser
un campeón de férrea defensa y contundente en ataque, ganó 14 partidos, empató 9 y perdió 3, con 53 goles a favor y 25 en
contra.
 
1967 Con la apertura del fútbol hacia el interior del país, las temporadas
se dividieron en dos torneos: Metropolitano y Nacional. Y le correspondió a Independiente ser el brillante primer campeón
del Nacional. La conquista llegó a través de un equipo excepcional, inolvidable, que cumplió a rajatabla la tradición de
los campeones rojos: defensa de hierro, delantera explosiva y demoledora. El magnífico equipo casi no registró cambios.
Alineó con Miguel Angel Santoro en la valla; el paraguayo Idalino Monges de back central y el insuperable uruguayo Elbio Pavoni
de lateral izquierdo; Roberto Ferreiro, durísimo lateral derecho, José Omar Pastoriza creando y distribuyendo juego en la
mediacancha y el santafecino David Acevedo como segundo zaguero central. David ha sido otro grande de la divisa roja de todos
los tiempos. Y arriba, otra delantera histórica: Raúl Emilio Bernao, Raúl Armando Savoy, Luis Artime, Héctor Yazalde y Aníbal
Tarabini. Una verdadera aplanadora que ostenta el récord de efectividad en la historia del profesionalismo argentino con el
86,67% de los puntos. Jugó 15, ganó 12, empató 2 y apenas perdió un encuentro, frente a San Lorenzo. El gran gestor de
aquella máquina fue el entrenador brasileño Oswaldo Brandao, un maestro idolatrado por los hinchas y amado por sus propios
jugadores, quienes en el último encuentro lo levantaron en andas y dieron la vuelta olímpica con él. Era un plantel de tal
riqueza que Vicente De La Mata (hijo), Osvaldo Mura y Omar Diéguez, excelentes futbolistas, debieron quedar como suplentes. Por
primera vez un equipo alineó a dos centrodelanteros. Ya estaba el fenomenal Luis Artime cuendo apareció otro grande, Héctor
Yazalde. Brandao, en lugar de optar por uno, los puso a los dos y conformó una fuerza devastadora junto al genio de Bernao,
la potencia y el gol de Tarabini y el talento de Savoy. Los once integrantes del equipo fueron grandes figuras futbolísticas
internacionales y muchos de ellos mundialistas. En apenas 15 partidos el equipo marcó nada menos que 43 goles.
 
1970 Manteniendo siempre fuertes planteles, Independiente
anima casi todos los torneos de la época. Y en 1970, con el retorno a la dirección técnica de Don Manuel Giúdice -lo había
llevado al título en 1963 y en las Copas Libertadores de 1964 y 65-, vuelve a consagrarse compeón. Lo hace a través de un
grupo de alta técnica, pero que se destaca por su hombría dentro de la cancha. Generoso en el despliegue, fuerte físicamente
e indestructible en lo anímico. El equipo base formó con Santoro; Eduardo Comisso (lateral que apareció en 1969 y fue muy
eficiente), Monges, Alejandro Semenewicz (llegado de Deportivo Morón, se destacaría ampliamente) y el extraordinario Pavoni;
Pastoriza, el rosarino Miguel Angel Raimondo (caló hondo en la gente por su calidad y guapeza), y Ramón Adorno o Vicentito
De La Mata; y arriba Bernao, Yazalde y Tarabini, aunque también actuó en 13 de los 20 partidos un centrodelantero que llegó
sin ruido del Chaco y convirtió muchísimos goles: Eduardo Maglioni. Independiente fue el equipo más destacado del torneo
y parecía un cómodo vencedor, pero en las últimas fechas perdió tres partidos inesperadamente, dos de ellos con Vélez y Platense
en Avellaneda, y se complicó su chance. River lo igualó en el puntaje y en la última jornada debía enfrentar a Racing como
visitante, ganar, y convertir un mínimo de tres goles si deseaba salir campeón. En una tarde histórica, la del lunes 27 de
julio de 1970, Independiente venció a Racing 3 a 2 y dio la vuelta olímpica. Racing ganaba primero 1-0 y luego 2-1, pero reaccionaron
los rojos, lograron el empate y a diez minutos del final Yazalde convirtió un gol excepcional al que la revista "El Gráfico"
le dedicó un bello titular: "El día que Yazalde se sintió Pelé". Independiente jugó 20 partidos, ganó 12, empató 3 y perdió
5. Los números no dicen mucho, pero se trataba de un gran equipo.
 
1971 Con la misma base del anterior, aunque con una línea de ataque
totalmente renovada, Independiente logró; el bicampeonato Metropolitano. Raúl Bernao, un ídolo, fue transferido al Deportivo
Cali, el goleador Héctor Yazalde marchó al Sporting de Lisboa, y Aníbal Tarabini a Boca Juniors. A cambio llegó Agustín
Balbuena, de opaco desempeño en Rosario Central, quien triunfaría con la casaca roja por prodigalidad, eficacia y valentía. Se
afirmó como titular Eduardo Maglioni, fue promovido Miguel Angel Giachello y también aportó lo suyo Enzo Gennoni. Incluso
actuó muchos partidos como puntero izquierdo el lateral Dante Mírcoli, todo corazón. Atrás los nuevos fueron Francisco
Sá, quien rendiría en alto nivel, y Luis Garisto, recio zaguero uruguayo. No hubo una formación base. Por lo general actuaron
Santoro (también Oscar Medina); Comisso, Miguel Angel López (zaguero elegante adquirido a River Plate), Sá (o Garisto) y Pavoni;
Pastoriza, Raimondo y Semenewicz; Balbuena, Maglioni y Giachello (o Mírcoli o Gennoni). También actuaron Ramón Adorno,
volante ofensivo de buena técnica, el wing izquierdo Rubén González y el volante Antonio Moreyra, llegado de Vélez Sársfield. Fue
Independiente un inesperado campeón. Se llegó a la última jornada con Vélez Sársfield como líder, con un punto de ventaja
sobre Independiente. Pero el andar de Vélez era arrollador y además jugaba en su cancha frente a Huracán, ubicado decimoprimero
en las posiciones. Al minuto de comenzar este encuentro hubo gol de Vélez y todo indicaba que era el seguro campeón. Pero
ocurrió lo impensado; Huracán reaccionó, ganó 2 a 1 e Independiente que se impuso a Gimnasia y Esgrima La Plata por 2 a 0
se coronó campeón. Como el partido de Vélez terminó unos minutos antes e Independiente ya tenía su triunfo asegurado, al conocerse
la noticia en el estadio rojo, los jugadores abandonaron el juego para festejar, estando la pelota en disputa. Lo sorpresivo
no desmerece la conquista roja. Como para demostrar que sus aspiraciones eran bien fundamentadas, en la 28va. fecha, Independiente
derrotó a Vélez en Liniers por 2 a 1. Pastoriza fue la gran figura y el goleador de Independiente con 13 tantos. Maglioni
marcó 11, Balbuena 8, Giachello 7, y Gennoni 5. El campeón ganó 20 de sus 36 partidos, con 10 empates y 6 derrotas.

1977 Después de la catarata de títulos logrados en la Copa Libertadores
y en las Copas Intercontinental e Interamericana, incluso de muchas giras exitosas en el orden internacional que le demandaron
sus mejores esfuerzos, Independiente se concentró nuevamente en los torneos locales y obtuvo en forma brillantísima y casi
milagrosa el Nacional de 1977, cuya final se disputó el 25 de enero de 1978. Fue un logro extraodinariamente festejado
por la hinchada independientista, por diversas razones. Porque se trataba de un gran equipo que jugaba el fútbol histórico
del club, porque se logró en circunstancias increíblemente adversas y porque el héroe y goleador de la final resultó Ricardo
Bochini, el ídolo más grande de la historia de la institución. El equipo base formó con Roberto Rigante; Rubén Pagnanini,
el extraordinario Hugo Villaverde, Enzo Trossero y Osvaldo Pérez; Omar Larrosa, el inolvidable Rubén Galván y Ricardo Bochini;
Pedro Magallanes, Norberto Outes y el fenomenal Daniel Bertoni. También actuaron los punteros Héctor Arrieta y César Brítez.
Luego de ganar la Zona "C", Independiente eliminó en semifinales a Estudiantes de La Plata. En la final debió enfrentar al
equipo sensación, Talleres de Córdoba. Igualaron 1-1 en Avellaneda y 2-2 en Córdoba, con lo cual Independiente se consagró
campeón dado que el gol como visitante valía doble. La hazaña se consumó porque tras ir en ventaja Los Rojos por 1 a 0,
el árbitro concedió un dudoso penal a Talleres y un gol convertido con la mano. Los cordobeses pasaron a ganar 2-1, en su
cancha, faltando quince minutos. Con un agregado: por protestar el segundo gol de Talleres el juez expulsó a tres baluartes
Rojos: Trossero, Galván y Larrosa. Con ocho hombres, frente a un gran equipo, de visitante y con un árbitro decididamente
en contra, solo cabía esperar una goleada catastrófica. Pero sucedió lo increíble: Independiente se lanzó rabiosamente al
ataque y en una maniobra típica de Los Diablos Rojos, Bochini, Biondi y Bertoni levantaron una "pared" monumental, dejaron
el tendal de jugadores cordobeses en el piso y Bochini, con un tiro alto a un ángulo, logró el milagroso gol del empate.La
gesta fue comparada con el Maracanazo uruguayo de 1950 y aún el día después nadie podía comprender como sucedió. Fue una noche
de gloria y un triunfo "a lo Independiente".
 
1978 La conquista del año anterior animó a todo Independiente a intentar
nuevos logros. Y obtuvo el bicampeonato en el Nacional '78. Hubo algunos cambios. Héctor Baley ocupó el arco en lugar de Rigante,
Carlos Fren, adquirido a Argentinos Juniors, ocupó el lugar de Rubén Galván como centrocampista; Antonio Alzamendi, un jóven
uruguayo incorporado del Club Sudamérica que dejaría una huella profunda en el sentimiento de los hinchas, se adueñó de la
punta derecha. Y en la izquierda, transferido Daniel Bertoni al Sevilla de España, apareció un juvenil proveniente de Tres
Arroyos que también daría satisfacciones: Alejandro Barberón. Al igual que el año anterior, el entrenador era un hombre muy
querido en el club: José Omar Pastoriza. Independiente ganó la Zona "C" y enfrentó en cuartos de final a Colón, al que
eliminó con gran fútbol (2-2 y 2-0); nuevamente a Talleres de Córdoba (2-1 en los dos partidos), y a River Plate en la gran
final. Primero fue empate en Nuñez (0-0), y en Avellaneda ganó 2-0 en una exhibición brillante y abrumadora, que no quedó
fielmente reflejada en el resultado. Como con Talleres en semifinales, los dos goles Rojos fueron obra del genio de Ricardo
Bochini, quien tuvo un nivel espectacular en todo el campeonato. Esa noche, la del 10 de enero de 1979, la hinchada de Independiente
vivió una de las emociones más grandes de toda su historia. El equipo fue una locomotora, desplegó un fútbol de altísimo vuelo
y tuvo una determinación ganadora notable. Bochini fue una vez más la gran estrella, pero también brillaron Alzamendi, el
goleador Outes, Carlos Fren y la excepcional pareja de zagueros santafecina: Hugo Villaverde y Enzo Trossero, dos auténticos
ídolos. Independiente disputó 20 partidos, ganó 13, empató 5 y perdió 2, marcando 41 goles.

1983 Luego de una dura experiencia, como es quedar subcampeón en dos
torneos seguidos en los que se hizo una excepcional campaña, lejos de caer en el desánimo, el equipo Rojo se sobrepuso y nuevamente
con la conducción de José Omar Pastoriza, logró el campeonato. Por esa razón también fue un lauro muy festejado por su gente.
Se reunió un plantel de calidad excepcional, comparable a cualquier otro de los grandes de la historia roja. El uruguayo
Carlos Goyén en el arco; Néstor Clausen o Rodolfo Zimmermann de laterales derechos, Hugo Villaverde y Enzo Trossero en la
zaga y Carlos Enrique o Mario Killer marcando la raya izquierda. Un mediocampo para todos los tiempos con Ricardo Giusti,
el elegante y eficaz Claudio Marangoni en el centro; el juvenil y dinámico Jorge Burruchaga y el Maestro Ricardo Bochini.
Y adelante Gabriel Calderón y José Percudani, aunque también actuaron Carlos Morete, Enrique Omar Sánchez y Oscar Ortíz. También
alternaron Pedro Monzón y Jorge Olguín en defensa, y Sergio Merlini y Gerardo Reinoso en el medio. Independiente, sin el
accionar del campeonato anterior, igual fue un meritorio campeón que disputó 36 partidos, ganó 16, empató 16 y perdió 4. En
el cotejo final le tocó enfrentar a su eterno rival, el Racing Club, que ya estaba descendido de categoría. Independiente
venció 2-0 y hubo fiesta por partida doble. Un título más y siempre ratificando que se puede jugar bien, gustar a la gente
y ganar. Lo que ha hecho Independiente hasta hoy.

1988/89 Con el retorno a la estructura de un solo campeonato anual,
el calendario futbolístico se cambió. En lugar de jugarse de marzo a diciembre, como siempre, la temporada pasó a desarrollarse
como en Europa, de julio a junio. E Independiente se consagró campeón 88-89 luego de una gran campaña, en un equipo nuevo,
con las excepciones de Ricardo Bochini, Nestor Clausen, Pedro Monzón y Guillermo Ríos, héroes de antigüas conquistas. El
equipo base formó con Sergio Vargas y el uruguayo Eduardo Pereira (Actuaron una rueda cada uno) Clausen, Monzón, el paraguayo
Rogelio Delgado, de gran desempeño, y Guillermo Ríos, impasable, Rubén Darío Insúa (llegó de Estudiantes y tuvo un magnífico
paso por el club) y Bochini, y adelante, Marcelo Reggiardo, venido de Almirante Brown, y Carlos Alfaro Moreno, buen puntero
adquirido a Platense. Tras un comienzo muy flojo, en el que estuvo a punto de alejarse el entrenador Jorge Solari, el
equipo comenzó una levantada excepcional que lo llevó al título. El encuentro clave fue contra Boca Juniors, en ambas ruedas.
En la primera, porque Independiente venía de dos derrotas y necesitaba recuperarse. Le ganó 2 a 1 en Avellaneda. En la segunda,
porque tras ir siete puntos debajo de Boca, que era el puntero, Independiente llegó al enfrentamiento en la Bombonera con
la posibilidad de alcanzarlo, si le ganaba. Y lo venció nuevamente 2 a 1, con un recordado gol de Bochini (también había convertido
en el primer partido). A partir de este último triunfo Independiente tuvo un ritmo arrollador. Venció también a River en
los dos partidos, ganó en Tucumán, en Córdoba, en Corrientes, en todas las canchas difíciles. Fue un equipo que desarrolló
buen fútbol, pero ante todo resultó compacto, y en un momento pareció invencible. De los 38 partidos ganó 22, empató 11 y
perdió 5. La estrella, una vez más, fue Ricardo Bochini.
 
1994 Acostumbrada a disfrutar siempre títulos, la hinchada roja extrañaba
un campeonato. Llevaba cinco años sin ganar uno. Y lo ganó de manera extraordinaria, con un equipo totalmente nuevo, que desplegaba
buen fútbol, alegre, vistoso. El técnico fue Miguel Angel Brindisi y el equipo formó con Luis Islas, Néstor Craviotto, Pablo
Rotchen, José Serrizuela y Guillermo Ríos (un histórico del club), Diego Cagña, Hugo Leonardo Pérez, Daniel Garnero y Gustavo
López, el colombiano Alveiro Usuriaga y Sebastián Rambert. Las figuras, como sucedió mayoritariamente a lo largo de la historia,
fueron los elementos surgidos de las divisiones inferiores, el cerebral Daniel Garnero, los juveniles y explosivos López y
Rambert y los defensas Rotchen y Ríos. También vale destacar a un delantero excepcional como Usuriaga, que de inmediato se
convirtió en ídolo de la gente, y el centromedio "Perico" Pérez, hombre de buena técnica y fuerte remate. Se dió un caso excepcional,
ya que en cien años de fútbol nunca se había registrado una final espontánea, es decir no programada. Al llegar a la última
jornada, Huracán era el puntero con 35 unidades e Independiente segundo con 34. Y el fixture determinó que ambos se enfrentaran
en Avellaneda. Independiente, que ante la gran exigencia siempre se mentaliza de manera especial, jugó un partido épico. Ganó
4-0 dando una exhibición aplastante, lujosa, y se coronó campeón. Fue una tarde inolvidable porque una impresionante multitud
roja se movilizó desde muy temprano, segura de que disfrutaría una nueva alegría. En 19 partidos, Independiente ganó 8, empató
10 y apenas perdió uno.

2002
Luego de realizar una desastrosa campaña en el Clausura ´02, Independiente se reforzó
con jugadores de gran jerarquía con 2 objetivos, en ese entonces: 1° escaparle al descenso y la promoción y 2° hacer una campaña
de por lo menos 35 puntos. El primer objetivo quedó de lado con el pasar de las fechas, ya que para mediados de campeonato
nadie hablaba de descenso, sino que en Avellaneda, el rumor de campeonato se hacía cada vez mayos. Éste equipo de Independiente
sin dudas, quedará en la historia ya que desplegó a lo largo de casi todo el campeonato buen fútbol, ofensivo con un promedio
descomunal de 2,52 goles por partido y también con una solidez defensiva envidiable. Plagado de figuras, éste Rojo modelo
2002 formó básicamente con: Leo Díaz; JJ Serrizuela, Franco, Milito (c), Fede Domínguez; Pusineri, Castaño Suárez, Guiñazú;
Rolfi Montenegro, Insúa; Silvera. Cada jugador de éste plantel aporto lo suyo: Milito, el mejor y mas re4gular de todos, aporto
jerarquía, orden defensivo y salida desde el fondo. Los laterales, Serrizuela y Domínguez aportaron mucha llegada, centros,
asistencia, y gol. Castaño Suárez ordeno el juego en la mitad de la cancha mientras que Franco hacía una excelente dupla defensiva
con Milito. En el medio, Guiñazú por la izquierda le ponía velocidad y Pusineri por la derecha le daba una cuota de gol muy
importante. Rolfi e Insúa, comandaban los ataques con fútbol, pegada de media distancia y gol. Silvera, goleador del campeonato
con 16 goles, fué la carta goleadores de equipo. Éste campeonato, al principio fué peleado por Independiente, Central, River
y Boca, al cabo de la 10°, 11° fecha, la lucha estaba entablada entre el Rojo y River, pero luego de la 14° la definición
del campeonato la protagonizaron Independiente y Boca. El Rojo terminó con 43 puntos, 3 más que su perseguidor; fué el equipo
mas goleador (48 goles, promedio de 2,52 por partido), el que mas partidos ganó, el que menos partidos perdió, tuvo a Andrés
Silvera el goleador del campeonato con 16 goles entre otros logros.

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